Parte 4: Son Goku en la Torre Sagrada
Cada día, al amanecer, Mutenroshi se preparaba para una intensa
jornada de entrenamiento. Despertaba a sus nuevos alumnos y empezaban con los
ejercicios diarios. Repartir leche a lo largo y ancho de una isla, que
afortunadamente, Son Goku aún no había encontrado. Trabajar en el campo con las
manos desnudas, nadar un total de diez veces de punta a punta de un lago
repleto de tiburones, esquivar avispas estando atados a un árbol, etc. Por si
fuera poco, los jóvenes alumnos realizaban aquel duro entrenamiento con un
caparazón de veinte kilos colgando a la espalda.
Pasaron dos meses, Son Goku se había fortalecido bastante desde su
combate con el Duende Tortuga. Siguió cumpliendo su misión con normalidad por
el mundo, sin tomar ningún rumbo en concreto, hasta que llegó a la Tierra Sagrada de
Karin. Se acercó a los pies de aquella larguísima torre que se erguía en dicho
lugar. Le sorprendió que no se viera la cima desde el suelo, e impulsado por la
curiosidad, comenzó a escalar la
Torre.
Goku, subía y subía, pero cada metro que avanzaba aumentaba el
dolor en sus brazos y piernas. El agotamiento se apoderaba del muchacho que
veía como anochecía rápidamente. Intentó seguir escalando aún en plena noche,
pero no tuvo más remedio que parar para dormir unas pocas horas.
Al amanecer, Goku despertó y continuó con la escalada hasta que al
fin, vio la cima y subió los últimos metros a toda velocidad. Finalmente
alcanzó la parte superior, allí solo había una sala llena de vasijas, se puso a
explorar aquel lugar y encontro una pequeña escalera que conducía al balcón
superior.
-Te estaba esperando, Son Goku.- dijo una voz proveniente de
arriba. Se trataba de Karin, el encargado de custodiar la Torre Sagrada.
El chico se sorprendió al ver que aquel misterioso gato conocía su
nombre.
-No me digas que... incluso en un lugar tan alejado de la
civilización como este, conocen mi nombre...- dijo Goku, enorgullecido de sí
mismo.
-Es difícil no saber nada de ti con el comportamiento que tienes.-
respondió Karin, y añadió: -Bueno, y... ¿qué has venido a hacer aquí?
-He pensado que en un lugar tan poco accesible como este, debe de
guardar algo realmente valioso, ¿me equivoco?- dijo Goku.
Karin se quedó en silencio durante unos instantes y luego
respondió: -Reconozco que no te imaginaba tan inteligente. Además, aunque
hubiera algo interesante, tampoco te lo daría.-
Goku observó con atención el pedestal del centro que sostenía una
pequeña jarra de aspecto antiguo que le llamó la atención. Se acercó hasta allí
y al ir a cogerla, Karin le golpeó con su bastón en toda la frente.
-¡¡EH!! ¿Qué demonios haces?- preguntó Goku con gran enfado.
-Ni lo sueñes, pequeño. No puedo permitir que bebas el Agua
Sagrada.- respondió Karin.
-Aaah... De modo que eso es lo que escondías aquí, ¿verdad? Por
fin lo has revelado.- dijo Goku con una maliciosa sonrisa.
Son Goku intentó hacerse con el Agua Sagrada de todas las formas
posibles, pero fue inútil. Karin se lo impedía una vez tras otra. Además tenía
todos los factores en su contra: estaba cansado por haber tenido que usar sus
fuerzas en escalar la torre, no podía respirar bien porque no estaba
acostumbrado a moverse por aquellas alturas, etc.
Por su parte, Karin se contenía cuando golpeaba al pequeño, ya que
él no estaba interesado en matarle. Él pensaba que era la humanidad quien debía
erradicar con el problema y que él no debía involucrarse, y no solo eso, si no
que además, estaba convencido de que algún día, podrían convencer a Goku y
llevarlo por el camino del bien.
Tras casi doce horas de intentos frustrados, por parte de Goku,
para arrebatarle el Agua Sagrada a Karin, se rindió. Así que, harto de aquel
jueguecito, dio media vuelta y bajó de la Torre Sagrada.
Una vez abajo, empezó a pensar en qué hacía mal y por qué no había
manera de hacerse con la jarra. Tras analizar la situación se dio cuenta de que
él, al contrario que Karin, hacía muchos movimientos inútiles. Lo que le
llevaba a ser más impreciso, lento y a cansarse con facilidad. Pero el muchacho
no tenía intención de rendirse, y entonces se puso a practicar la forma de
moverse. Imitaba los gestos que recordaba de Karin, una y otra vez, durante dos
largos días hasta que, finalmente, consiguió perfeccionar su forma de moverse.
Pasado el segundo día, era ya bien entrada la noche, de modo que
Goku descansó hasta el amanecer, y a la salida del Sol, volvió a subir por la Torre Sagrada. Esta
vez, apenas le costó alcanzar la cima poco menos de tres horas. Allí,
nuevamente, le esperaba Karin que le dijo:
-¿Has vuelto para intentar quitarme el agua? ¿Qué te hace pensar
que esta vez lo lograrás?-
-¡Je! Te he pillado el truco, minino.- y tras decir estas
palabras, Goku se lanzó a por él.
Una vez más, comenzó una persecución a lo largo y ancho del lugar
pero, cada instante que pasaba, Goku iba recortando distancias con Karin. Y por
si fuera poco, el pequeño se fijaba en los movimientos de su rival y los
analizaba, hasta tal punto que incluso era capaz de preever el siguiente
movimiento. De esta manera, entre salto y salto, Goku consiguió alcanzar a
Karin. Lo agarró por la cola y lo estampó contra el suelo.
-¡¡Aaagh!! ¡Está bien, aquí tienes el Agua Sagrada! ...Toda
tuya...- exclamó Karin ofreciéndole la jarra que portaba en el extremo del
bastón.
-¡Je je! Sabía que la conseguiría.- Dijo Goku mientras destapaba
la jarra.
Acto seguido procedió a beberse el agua de golpe, casi de un
trago. Cuando terminó, dejó la jarra en el suelo, esperó a sentir algo por
dentro... pero no pasó nada.
-¡¿Qué demonios pasa?! ¡No me siento más fuerte en absoluto!-
decía Goku sin comprender muy bien qué pasaba, y fue entonces cuando Karin le
respondió:
-Bueno... es que, en realidad... el Agua Sagrada solo es agua
normal y corriente.-
-¡¡¿CÓMO?!!- gritó Goku, que no salía de su asombro -¡Me has
engañado como un imbécil, persiguiéndote por aquí durante horas para nada!-
Entonces el niño se abalanzó contra él y empezó a propinarle una
lluvia de patadas y puñetazos de la que Karin se protegía como podía. Ambos se
repartían los golpes a partes iguales, pero el talento innato de Goku le hacía
ganar ventaja en el combate hasta que en un descuido del duende Karin,
consiguió acertar el golpe que le daba la victoria. Goku había quedado
malherido durante el combate, no hay duda que el gato se defendía bien.
Cuando se disponía a bajar de la Torre Sagrada , el
muchacho sintió que tenía hambre, de modo que se puso a buscar por las tinajas
del piso inferior y en una de ellas encontró lo que a él le parecieron una
especia de alubias o judías. No tenía nada para cocinarlas, y tampoco estaba
seguro de que fueran comestibles, pero como no encontró nada mejor, decidió
tomar solo una para probar.
Para su sorpresa, descubrió que aquella extraña judía que se había
comido, no solo le sació si no que además, se había recuperado de sus heridas
por completo.
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las semillas senzu que buena hoistoria
ResponderEliminarHola muy buen blog, esta excelente la historia(del manga porque el fics aun no lo leo) espero que sigas asi, tienen muy buen dibujo que aun se puede perfeccionar, pero de lo mejorcito que he visto despues de AF y Multiverse... quisiera saber cada cuando publicas una pagina... Saludos
ResponderEliminarEstoy sorprendido no esperaba ver ningun avance en el blog, buena historia, creo que Goku ha tardado aqui menos en beber el agua que en dbll.
ResponderEliminarBien que bien que vuelvas llevo leyendo este blog tiempo y esta muy interesante puede que no sea la entrada más adecuada de comentar pero bueno espero al 20 de enero impaciente
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